"Los cigarrillos electrónicos causan cáncer de iPad"

Sus ojos negros y brillantes, más brillantes que negros, inspeccionaron el local de arriba abajo y de izquierda a derecha como buscando algo o alguien. Recé para que pasara algo en Japón que hiciera que un árbol se moviera en Moscú para que, en Estocolmo, ella me buscara a mí de la misma forma que, en Split aquella me dejó escapar.

Caminó hasta la barra y, desde aquella "otra punta" en la que tan lejos estaba pero tan dentro ya de ella me sentía, pude adivinar cómo sus gruesos y húmedos labios preguntaban al camarero en busca de una cerveza.
Una cerveza... ¿Podía acaso ser más perfecta?